¡Identifíquese!, por favor.

En alguna ocasión habremos escuchado esta expresión, en la que se nos pide que mostremos quienes somos, qué rasgos nos caracterizan. Nuestro DNI es un documento de identificación porque recoge y muestra nuestros rasgos característicos con relación al grupo; nombre, edad, lugar de nacimiento, etc. Identificarse es un acto de afirmación de nuestra identidad, de nuestra humanidad.

Una de las primeras cosas que hacemos con un recién nacido es dotarlo de un nombre; una palabra que, una vez asignada al bebé, pasará a convertirse en “su nombre”. Un identificador que iremos asociando a los rasgos y características de su propietario, su identidad, de tal manera que lo diferenciará así de los demás, incluso de los que tienen el mismo nombre. Ya no será un José, o una María, será el “José” o la “María” que conocemos.

La identificación es un acto humano, por tanto, social.
Este nombre será usado en nuestra comunicación comercial, que muchos casos será visual.

El nombre será escrito de un determinado tipo de letra, a un determinado tamaño, con un determinado color y quizá acompañado de un símbolo. Será nuestro identificador visual, o marca gráfica.

La marca gráfica es como el nombre para los ojos y su función es la de identificar a su propietario. Para cumplir con esta función con la mayor eficiencia, la marca gráfica ha de cumplir unas exigencias técnicas; un conjunto de parámetros que definirían su grado de rendimiento. Estos serán:

  1. Calidad gráfica. Tiene que estar bien hecha, bien dibujada, formando una unidad estética y estilística.
  2. Tipo. El tipo de signo gráfico escogido (logotipo solo, con complemento, con fondo, con símbolo…) ha de ser el adecuado al caso concreto para incluir al sujeto en su modelo de referencia.
  3. Estilo. El grado de ajuste al estilo del sector; en que medida ha de respetarse o transgredirse.
  4. Singularidad. El grado de diferencia con respecto al contexto específico del sujeto.
  5. Vocatividad. El grado de potencia visual necesario para el caso.
  6. Vigencia. Cuanto deber durar y en que modo.
  7. Legibilidad. Condiciones de tamaño, distancia, iluminación y movimiento en los que ha leerse con claridad y contraste.
  8. Versatilidad. Para firmar cualquier tipo de mensaje. Ha de quedar bien en todas partes.
  9. Reproductibilidad. Ha de poder reproducirse en los tipos de soportes y con las técnicas propias del entorno del caso.
  10. Pregnancia. El grado de velocidad en que se recuerda y reconoce.
  11. Inteligibilidad. El sentido en que debe entenderse sin generar dudas.
  12. Suficiencia. El numero de signos necesarios para el caso.
  13. Declinabilidad. La existencia de elementos que permitan crear un sistema.
  14. Compatibilidad semántica. Las alusiones, connotaciones y denotaciones de los símbolos han de ser adecuadas al perfil de caso.
  15. Valores adquiridos. En el caso de la existencia de una marca gráfica anterior, qué aspectos deben conservarse.

Una marca gráfica bien hecha cumplirá su función con eficiencia, será más fácil de instalar y aprovechara mejor cada acción a lo largo del tiempo. Eso significa dinero.

En el caso de la pymes, donde los recursos son más escasos, hay menos posibilidades de equivocarse y cada mensaje que se emite debe rendir al máximo.

Cuando necesite una marca gráfica, no se la juegue, contrate con profesionales, ahorrará dinero.


Tipos de marcas gráficas © Norberto Chaves, Raul Belluccia & Luciano Cassisi

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